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No puedo pagar mis deudas, ¿cómo declararse insolvente?
‘Cómo me declaro insolvente’ es una de las preguntas que más veces escuchamos en los clientes que se acercan a Sayonara Deudas. Se plantea como mecanismo de protección ante la reclamación de pago por sus acreedores. Pero… ¿qué significa realmente declararse insolvente? Como veremos a continuación, esta expresión esconde un proceso más complejo del que parece a simple vista, pero que, a la postre, impide que los acreedores puedan dirigirse contra el patrimonio del deudor.
¿Qué significa ser insolvente?
Para la Real Academia Española (RAE) una persona insolvente es aquella que no tiene con qué pagar sus deudas. Una definición bastante acertada de la que subyace la idea de “imposibilidad” para el pago y que la normativa legal utiliza para definir la insolvencia en sentido jurídico.
Así, el Texto Refundido de la Ley Concursal define la insolvencia como “el deudor que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles” o, en el caso de la insolvencia inminente, “que prevea que no podrá cumplir regular y puntualmente sus obligaciones”. Como puede observarse, el concepto de insolvencia de la Ley Concursal abarca tanto la imposibilidad definitiva (insolvencia actual) como la futura (insolvencia inminente).
Pero no termina ahí la cosa, porque no solo es insolvente la persona que no tiene dinero o bienes con los que afrontar sus obligaciones, sino también aquella que, teniendo patrimonio, no tiene liquidez. Por tanto, es insolvente tanto el que no tiene nada como el que teniendo no tiene cómo pagar.
En el primer caso, tendríamos al deudor que dispone de una nómina modesta y no tiene vehículos o inmuebles a su nombre.
En el segundo caso, tendríamos al deudor que no dispone de ingresos, pero tiene un inmueble de alto valor que no consigue vender. Situaciones diferentes pero que tienen en común la imposibilidad para cumplir con sus obligaciones (insolvencia).
¿Cómo sé si soy insolvente?
La insolvencia empresarial puede ser fácilmente conocida mediante la aplicación de fórmulas contables. No obstante, las personas, por lo general, no necesitan registrar sus finanzas de una manera exhaustiva para conocer si se encuentran en una situación de insolvencia. En términos generales, en la mayoría de los casos basta con restar a los ingresos tanto las obligaciones pendientes como los gastos necesarios para subsistir, lo que puede hacerse en cómputo mensual o anual.
Lo cierto es que cuando comenzamos a tener problemas para cumplir con nuestras obligaciones (préstamos bancarios, impuestos, facturas, etc.) tenemos que valorar si se trata de una situación puntual o definitiva. No es lo mismo que un gasto extraordinario nos haya hecho tener dificultades para llegar a fin de mes que, en cambio, el nivel de nuestros ingresos no nos permita cumplir regularmente con nuestros compromisos.
En el primer caso, estamos hablando de un pequeño desajuste transitorio que puede ser solucionado incluso con una financiación puntual. En el segundo caso, estamos ante un problema estructural en la economía de la persona que le impide alcanzar un bienestar económico y genera una serie de deberes.
Comprueba si eres insolvente con esta sencilla operación
Juan tiene una nómina de 1.200 euros mensuales, que son sus únicos ingresos. Sus gastos mensuales son: 500 de alquiler de vivienda, 200 euros de comida, 150 euros de suministros de luz, agua y telefonía, 50 euros de seguros, 100 euros de la letra del coche. Además, tiene que pagar una pensión a su hijo menor de 200 euros.
Si restamos los gastos a los ingresos, tenemos que Juan vive al día. Pero resulta que Juan hace unos meses tuvo que pedir varios micropréstamos por valor total de 10.000 euros para afrontar unos gastos extraordinarios que le suponen un gasto mensual de 300 euros adicionales, que no puede pagar y le vienen generando intereses de demora y penalizaciones que incrementen el total de la deuda.
A Juan no le salen las cuentas y es evidente porque está en una situación de insolvencia. Y como él se encuentran miles de españoles. Si estás en una situación similar, sigue leyendo este artículo porque te interesa.
¿En qué consiste declararse insolvente?
Ahora que ya sabemos qué significa ser insolvente, vamos a ver en qué consiste.
En sentido coloquial, declararse insolvente es comunicar al órgano competente que estás en una situación donde no puedes cumplir con tus obligaciones. En sentido técnico, la declaración de insolvencia la hace un juez una vez que constata, mediante la documentación existente, que efectivamente el deudor se encuentra en una situación de insolvencia de acuerdo con lo establecido en la Ley Concursal. No se trata de una palabra mágica que genere unos derechos sino que, previamente, esta situación debe ser comprobada por el juez.
La declaración de insolvencia se hace mediante resolución judicial, implica la apertura de un procedimiento judicial especial llamado “concurso de acreedores” y genera una serie de derechos y deberes para el deudor.
¿Qué efectos tiene declararse insolvente?
Los efectos se inician con el auto de declaración de concurso, una resolución judicial que el juez emite cuando constata la existencia de insolvencia.
El principal efecto es que los acreedores no podrán reclamarle las deudas anteriores, solicitar que se le embarguen bienes o iniciar procedimientos judiciales que afecten a su patrimonio, salvo contadas excepciones. En otras palabras, supone un respiro para el deudor que está cansado de reclamaciones, amenazas y embargos.
De igual modo, con la declaración de concurso quedará suspendido el devengo de los intereses, a excepción de los generados por deudas con trabajadores o con garantía real (por ejemplo, hipoteca).
Si el deudor trabaja o realiza alguna actividad profesional, podrá seguir con ella sin problemas y los contratos vigentes seguirán en vigor. No obstante, los ingresos que superen el Salario Mínimo Interprofesional serán utilizados para el pago de los gastos del procedimiento y, en su caso, de la deuda concursal.
En este procedimiento el administrador concursal presentará un informe sobre la causa de la insolvencia del deudor, así como un listado de los bienes y derechos que tiene y de las deudas que mantiene. Una vez hecho esto, se elaborará un plan de liquidación para pagar, en la medida de lo posible, la deuda de los acreedores.
Ahora bien, no siempre la declaración de insolvencia conlleva iniciar el procedimiento. Cuando el deudor no dispone de activos la práctica habitual viene siendo la de declarar insolvente al deudor y cerrar el concurso.
En todo caso, al finalizar el procedimiento se permitirá al deudor solicitar el beneficio de exoneración del pasivo insatisfecho o, en otras palabras, la cancelación de la deuda que no haya podido afrontar con la liquidación de sus bienes.
En los concursos de persona física, este procedimiento suele terminar con la cancelación de la deuda que el deudor no puede afrontar con su patrimonio, de forma que se le permite sanear su situación financiera para que no esté endeudado de por vida.
En este artículo te explicamos con más detalle en qué consiste el concurso de acreedores.
¿Cómo me declaro insolvente?
Declararse insolvente no es tan sencillo como decirlo en voz alta, sino que requiere del inicio de un proceso que dura varios meses.
En primer lugar, antes de declarase insolvente siempre es aconsejable intentar negociar con los acreedores una quita y espera sobre la deuda pendiente. Las razones son básicamente dos:
- Es una manera rápida de superar la situación de insolvencia en cuestión de pocos meses sin la necesidad de ser declarado en concurso de acreedores.
- En el caso de que el acuerdo no llegue a buen puerto pero se haya intentado, se abre la posibilidad al deudor de solicitar el 100% de la cancelación de la deuda exonerable. En caso contrario, se exigirá que abone el 25% de la deuda si quiere cancelar el 75% restante.
Esta negociación se articula mediante el acuerdo extrajudicial de pagos, que es un proceso extrajudicial regulado en la Ley Concursal y que está dirigido a que el deudor alcance un acuerdo que ponga fin a su insolvencia. Este proceso se inicia mediante una petición al notario, registrador mercantil o cámara de comercio correspondiente y se designará a un mediador concursal para que intervenga en el proceso.
Sólo cuando este acuerdo no sea posible, deberá solicitarse la declaración de concurso y siempre con la finalidad última de cancelar la deuda que el deudor no pueda afrontar con su patrimonio. La solicitud de declaración de concurso, en su caso, será tramitada por el mediador concursal o por tu abogado ante el juzgado correspondiente.
En este artículo te explicamos con más detalle en qué consiste el acuerdo extrajudicial de pagos.
¿Tengo la obligación de declararme insolvente?
Si estás en una situación de insolvencia, es posible que esta solo pueda ir a peor. En el caso de las empresas, esto perjudica tanto a la propia empresa, que irá generando deuda nueva, como a los acreedores, que acabarán siendo los principales perjudicados al no poder recuperar su crédito.
En las personas ocurre lo mismo, pero con peores consecuencias para el deudor. Así, este se verá obligado a solicitar financiación que, a medio-largo plazo se convertirá en más deuda que no podrá afrontar. Al final, el deudor acabará inmerso en un círculo vicioso donde tendrá que pedir crédito para afrontar los préstamos, y así sucesivamente, pudiendo acabar embargado de por vida, con los consiguientes efectos negativos para su esfera económica y, sobre todo, personal.
Por esta razón, para evitar esto el legislador ha establecido el deber del deudor de solicitar la declaración de concurso dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que hubiera conocido o debido conocer el estado de insolvencia.
En la práctica este deber no suele ser exigido rigurosamente a las personas debido a la falta de conocimientos financieros y jurídicos, pero puede, en el peor de los casos, generar responsabilidad por haber agravado la insolvencia, incluso imposibilitar la solicitud de la exoneración del pasivo insatisfecho.
Si crees que eres insolvente, no pierdas el tiempo y déjate asesorar por profesionales.
¿Existe un mínimo de deudas para declararse insolvente?
Para declararse insolvente es necesario tener dos o más acreedores, de lo contrario no está justificado el inicio de una ejecución universal y el cauce que deben seguir el único acreedor para recuperar su crédito es el de la ejecución singular mediante el correspondiente procedimiento judicial.
De hecho, si atendemos a la etimología de la palabra “concurso” esta viene del latín concursus, que significa concurrencia de personas, lo que solo es posible si se tiene más de un acreedor.
¿Qué relación tiene declararse insolvente y la Ley de Segunda Oportunidad?
La Ley de Segunda Oportunidad es un mecanismo que permite a los deudores insolventes cancelar las deudas que no puedan afrontar, de modo que no tengan que estar endeudados durante el resto de su vida y puedan sanear su situación económico-financiera para seguir adelante.
La concesión de este beneficio requiere que el deudor sea insolvente y no pueda pagar la deuda, por lo que se solicita al final del concurso de acreedores una vez que se conoce el importe total adeudado y que cumple con los requisitos para ser considerado un deudor de buena fe.
Precisamente, cuando una persona se declara insolvente lo hace con el objetivo de sanear su situación económica, lo que solo es posible si el concurso termina con la efectiva cancelación de la deuda, lo que se conoce como la “Segunda Oportunidad”.
¿Es aconsejable declararse insolvente?
En puridad, si estás en una situación de insolvencia debes solicitar la declaración de concurso, sobre todo si se trata de una persona jurídica.
En el caso de las personas, aunque no existe un mínimo legal, lo recomendable es comenzar a valorar la declaración de insolvencia cuando se tiene deudas con más de un acreedor por importe superior a 5.000 euros. En caso contrario, es posible que sea aconsejable intentar negociar directamente con los acreedores antes de contemplar el concurso.
En todo caso, un profesional es el que debe indicarte si es viable la declaración de insolvencia en tu caso particular, pues como todo procedimiento, conlleva unos gastos imprescindibles a los que deberás hacer frente.
Necesito ayuda para declararme insolvente
En Sayonara Deudas hemos ayudado a muchas personas a declararse insolventes y aplicar la Ley de Segunda Oportunidad para poder salir adelante con sus vidas. Tenemos casos de éxito de cancelación de deudas que puedes leer y comprobar que hay posibilidades de prosperar, de dejar atrás la situación que ahora mismo te desborda.
Si después de leer este artículo crees que puedes ser declarado insolvente y necesitas ayuda, o aún no estás seguro de si podrás hacerlo y necesitas asesoramiento, Sayonara Deudas está aquí para ayudarte. Ponte en contacto con nosotros, estudiaremos tu caso y te ayudaremos a salir de esta incómoda situación.